Ser un espacio abierto que, como signo del Reino de Dios, acoja y acompañe diversidad de situaciones, realidades y personas.

Proponer el Evangelio,

desde el diálogo y la reflexión propositiva.

Ayudar a que las personas crezcan,

desde el acompañamiento personal y comunitario a la luz del Evangelio vivido desde la espiritualidad ignaciana.

Alentar a que las personas ayuden a otros,

desde nuestra implicación institucional para favorecer la transformación de la realidad.

Colaboración con personas, grupos e instituciones,

favoreciendo proyectos y acciones conjuntas.

Apertura a la comunidad eclesial y a la sociedad civil,

para detectar, escuchar y acoger los movimientos y las necesidades que surgen de una sociedad en permanente evolución

Divulgación de pensamiento y de opinión, 

promoviendo actividades en el campo de la fe, la cultura y la justicia que tengan incidencia en el entorno social y religioso.